Wednesday, December 14, 2005

Eduardo Javier Rodríguez Lopera

El monarca Sancho IV concedió en 1284 celebrar en Córdoba dos ferias anuales. Estas ferias llevaron consigo, entre otro tipo de actividades, la venta de ganado caballar.

Se ubicaban desde el siglo XIII varias posadas que servian de hospedaje a los comerciantes en la actual Plaza del Potro. Una de ellas fue la denominada Posada del Potro, que aún hoy se conserva en perfecto estado. Data de 1381 y fue conocida durante los primeros siglos con los nombres de mesón de Doña Teresa, de la Pastora o de la Catalana.
Existen muchas leyendas en torno a esta posada. Una de ellas data del siglo XV y se refiere a las malas intenciones de un mesonero que era dueño de la posada en aquella época y que se dedicaba a matar a sus huéspedes para apropiarse de sus joyas y enseres personales. Tan cruentos actos llegaron a oídos del monarca Pedro el Cruel quien haciendo honor a su sobrenombre impuso una tremenda pena de muerte al mesonero.
Córdoba fue víctima de un lento declinar durante el siglo XVIII. La posada pasó de ser centro de la picaresca y de los hombres de negocios a estar habitada por arrieros, labradores, carreteros y jornaleros, como consecuencia de un cambio en la economía de la ciudad.
Eduardo Javier Rodríguez Lopera
La plaza y la posada del Potro fueron declaradas en 1924 Monumento Histórico Artístico. Enrique Romero de Torres fue el principal precursor de que así fuera. La posada conserva en la actualidad el ambiente rural y picaresco de su pasado: el patio con su galería de madera, sus antiquísimas habitaciones de la planta baja y sus cuadras.
La posada estuvo habitada hasta 1972, año en que pasó a manos del Ayuntamiento de Córdoba. Actualmente se celebran en ellas actos diversos actos culturales: representaciones teatrales, exposiciones de pintura y escultura, conciertos de música.